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“Se bordó a mano, con exactitud y esmero, una línea muy delgada en el manto de la vida que ahora divide al oficio del empleo, al olvido del recuerdo, a la carencia de la abundancia. Somos responsables —los que en el arte visualizamos una pestaña aparte en la carpeta de la vida— del extravío nacional de las ocupaciones habituales. No es que exista pobreza en la artesanía, es que a la pobreza la acogimos los que le quitamos cien usos a nuestras manos. En el ático mundial del recuerdo, apilamos los oficios olvidados, nosotros, los pordioseros faltos de ingenio, erradicamos la bendita medicina de la trama y la urdimbre. Se nos olvidó entrelazar a puntos, con hilos acordonados, a nuestros seres amados.”
Tania Balleza

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